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Abril DE 1999
Volumen DIECISÉIS
Número Dos

Information about "The NA Way" and Authors Release Form

¿Así que quieres
cambiar NA?
Table Of Contents

Fomentar el crecimientode la confraternidad

Editorial

¿Así que quieres cambiar NA?

Crecer y cambiar

NA en Sudáfrica

Algo para todo el mundo

Un llamamiento para una mejor comunicación

Cuando un camello...

Reuniones en la isla,
convenciones de NA

Polémica sobre una convención

Cartas de los lectores 
Todos juntos

Todos pertenecemos:

Respuesta al artículo

Respuesta al artículo

Imagínatelo

Nuevos productos de la OSM

Historieta: «Grupo habitual»
 
 
 
 

 

Hace unos años, cuando hacía servicio en el comité ejecutivo de mi área, después de cada reunión de área, algunos nos quedábamos charlando y haciendo un repaso. Nos quejábamos de lo conflictivo y beligerante que era un RSG, de que la mitad de los RSG después de recoger la literatura y los folletos de las actividades se iban, de la falta de preparación constante de algunos coordinadores de comités, de las mociones medio cocinadas y los rompecabezas parlamentarios que eran una especie de droga para todos. No lo hacíamos sólo por protestar ni era sólo una impresión; cualquiera que haya hecho servicio sabrá que son cosas muy comunes. En todo caso, además de hablar del problemas, también tratábamos de encontrar las soluciones. Proponíamos diferentes cosas —no repartir los pedidos de literatura hasta después de los asuntos nuevos, cambiar el orden de los temas, preparar modelos para hacer los informes de los comités, ponerle un bozal al «don Rabia» de turno (es una broma)—, y siempre llegábamos a la misma conclusión: podíamos poner algunos parches, pero nada cambiaría de verdad hasta que la gente empezara a tener un poco más de tiempo de abstinencia y recuperación.

También recuerdo que me impresionó mucho en el transcurso de los años enterarme de algunas de las cosas que los padrinos le hacían o le pedían a sus ahijados. Hubo quien me contó que su padrino lo «despediría» si decidía hacer psicoterapia. He visto padrinos invertir mucho tiempo y enormes sumas de dinero en sus ahijados —con condiciones, y, por supuesto, la rabia y el abandono subsiguientes cuando el ahijado no cumplía correctamente con el compromiso—. Pero, sobre todo, he visto padrinos comportarse como el progenitor más autoritario y crítico, capaz de mandar directamente a cualquier hijo al diván de un psiquiatra. ¡Qué vergüenza! Igual que después de las reuniones de área, hablábamos de todo eso con mis amigos, y, otra vez, acabábamos diciendo lo mismo: que no iba a haber cambios significativos hasta que tuviésemos más gente que hubiera trabajado los pasos para hacer de padrinos/madrinas.

Por último, pero no menos importante, recuerdo que hace unos años, todo el mundo parecía muy preocupado por el tema de los prejuicios en nuestra confraternidad. Todas las convenciones a las que asistía tenía un taller sobre el asunto. No paraba de oír historias espantosas sobre áreas y regiones que se dividían por cuestiones raciales. Y, por supuesto, cuando tomé conciencia del problema, vi bastantes ejemplos de racismo, sexismo y homofobia. Como la gran mayoría tenemos buenas intenciones (lo creo de veras), queríamos, como confraternidad, eliminar los prejuicios de nuestro medio, con toda su carga desagradable. Por lo tanto, escribimos artículos y los presentamos en las conferencias. Hablamos de cambiar las referencias a Dios de nuestros pasos para que el género fuera neutro. Y, como ya he mencionado, invitamos a compartir en los talleres de las convenciones a los miembros que habían sufrido el aguijón de los prejuicios. Después de todo eso, vimos que llegábamos a las conclusiones que ahora conocemos tan bien: nuestros actos eran un reflejo de nuestra recuperación, y cuando nuestra recuperación se fortalecía, las cosas cambiaban.

¿Quieres que NA crezca? ¿Quieres que se haga realidad nuestro sueño de que ningún adicto tenga que morir sin haber tenido la oportunidad de encontrar una forma de vida mejor? Puedes logrado. Lo único que tienes que hacer es trabajar en tu propia recuperación.

Gina L., California
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