Table
Of Contents
Fomentar
el crecimientode la confraternidad
Editorial
¿Así que quieres
cambiar NA?
Crecer y cambiar
NA en Sudáfrica
Algo para todo el mundo
Un llamamiento para una mejor
comunicación
Cuando un camello...
Reuniones en la isla,
convenciones de NA
Polémica sobre una
convención
Cartas de los lectores
Todos juntos
Todos pertenecemos:
Respuesta al artículo
Respuesta al artículo
Imagínatelo
Nuevos productos
de la OSM
Historieta: «Grupo
habitual»
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En 1991, en la minúscula
habitación de un centro recreativo de Johanesburgo (conocido
como «el Bronx » de Sudáfrica), asistí de mala
gana a mi primera reunión de NA. Había otros cinco adictos,
el aire estaba lleno de humo, todo el mundo tenía un libro azul
y hablaba al mismo tiempo. Continué yendo a esa reunión más
por rebeldía hacia mi familia que por creer que podría vivir
la vida sin drogas. Mi mente estaba hecha un lío, sin embargo, algo
logró abrirse paso a través de la bruma: si no tomas esa
primera dosis, no te vas a drogar.
El 4 de marzo de 1992, al
borde de la muerte, dejé de consumir esa primera dosis.
A finales de 1992, había
sólo tres reuniones en todo el área de Johanesburgo y seis
miembros habituales. Una sola persona se ocupaba de hacer todo el servicio.
Lamentablemente, volvió a consumir al cabo de unos años y
se mató. En enero de 1993, nos dijeron que entre los miembros que
éramos tendríamos que ocuparnos de todo: conseguir literatura,
una línea de teléfono, IP, HeI, la tesorería, etc.
¡Cómo nos molestaba! Pero el amor a la confraternidad nos
hizo salir adelante.
Hoy en día, NA en
Johanesburgo está creciendo. Nuestro país también
atraviesa muchos cambios. Entre otras cosas, tenemos la lamentable reputación
de ser la capital mundial de las drogas. Pero la oportunidad de llevar
el mensaje también está siempre presente. Tenemos reuniones
todas las noches, y con frecuencia más de una. En octubre de 1998,
celebramos la Séptima Convención Nacional en Durban. En 1998,
un miembro de nuestra confraternidad local nos representó en la
Conferencia de Servicio Mundial.
Hace seis años y cuatro
meses que estoy limpia y le debo mi vida a NA. Tener la oportunidad de
hacer servicio desde esa primera época de mi recuperación
me ha permitido que se cumpla un sueño: que en la nueva Sudáfrica,
independientemente de la raza, el color y el credo, en recuperación
todos empezamos a unirnos.
Janet F.,
Sudáfrica
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